jueves, junio 18




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En una habitación oscura, vacía y sin ningún tipo de sonido ella estaba recostada sobre su cama le lloraba a la almohada, su única compañía en estos últimos días, donde nadie parecía preocuparse por ella, o ella no preocuparse por nadie, aunque en realidad ,si se preocupaba, se preocupaba por ella misma pensando sanar sus heridas en excesos que la noche le traía o en lugares oscuros con su amiga fiel, la soledad, la misma que la sostuvo antes la misma que hoy habita con ella.


En esa habitación donde no había nada que adorara, ella llorando, ella apenada por alguien que tal vez estaba igual o tal vez estaba mejor que ella. Nunca lo supo y asi fue que ella escribió el final de la historia que nadie jamás contó.


Tres de marzo de dos mil ocho.-

3 comentarios:

Liberté dijo...

Aaaah, es tan cierto. Y como duele leerlo.
Escribís increíblemente bien.

Anónimo dijo...

wau, increible, tanta dimencion...

Lu dijo...

me encanta el blog. te sigo :)