jueves, febrero 10

El silencio que entraba por la única ventana de la habitación era, excesivamente escalofriante. Y ahí estaba, en la oscuridad de una ciudad nocturna, una luz de repente fuerte, pero pequeña, llamó su atención paralizando cualquier movimiento que pudiera realizar. Sus ojos se posaron allí, se cerraron y volvieron a abrir. Era a ella a quien apuntaban esos faroles luminosos, eran de un auto. La buscaban a ella.

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