domingo, febrero 6

El viaje fue el peor, no habia (casi) nadie en el micro, mis pertenencias estaban acomodadas en el asiento de al lado sin embargo no descansé, no me sentí cómoda, cuando llegabamos estaba enojada porque el micro entró por otro lugar a la ciudad. En fin, ya con la mochila a mis espaldas, el bolso de viaje en una mano y el tablero de dibujo en la otra llegué al departamento. Y todo está distinto. En el edificio está literalmente vacio, el gimnasio de enfrente no está más, mi vecina lindera se mudó. Entonces yo no puedo quejar más de la música a todo volumen a partir de las 19hs ,de los gritos en el pasillo, del cumpleaños y la torta, entonces yo no puedo quejar más de la 'gente del gimansio', el de indoor cicle me va a dejar estudiar tranquila? No voy a ver más por mi ventana todas las salas? Los autos ? el movimiento que originaba hasta las 10 de la noche? Entonces de que me voy a quejar? Descubrí que era divertido hablar de ellos preocuparme por ellos. Entonces la ciudad se transforma, se transforma con las personas, la comunidad.

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